viernes, febrero 08, 2008

Mike Oldfield da un cambio en su órbita

Tenemos nueva entrega de la discografía de Mike Oldfield y no niego que lo he escuchado por primera vez con cierto tono crítico y buscando justificar una opinión formada de antemano: Tubular Bells 5 (o por el que vaya, que le he perdido la pista).

Pero, tras repetidas audiciones me retracto, a pesar de que hay pegas, por supuesto.

Como gran resumen y en una sóla frase puedo decir, con cierta alegría, que

MIKE OLDFIELD VUELVE A SER SINFÓNICO!

(pero -siempre hay un pero- ha dejado de ser roquero).

Su nueva obra está concebida para orquesta, piano y guitarra acústica (y voces) y supone un salto mortal atrás en el tiempo, una pirueta que no dejará a nadie indiferente y seguro que a muchos aliviados por que haya dejado de teñirse de rubio y abandonado el chill out (aunque sea por un disco, pero supone cierto descanso).

Cierto es que se echan de menos las guitarras histéricas de los 70 y hasta esos glockenspiel que muchos conocimos de manos de este guitarrista de largas uñas. Pero hay trozos que nos transportan a Ommadawn o a las partes orquestales de Incantations. Y vuelven las voces limpias, puras y cristalinas de aquellos tiempos, sin llegar a cantar canciones concebidas como tales, sino aportando al conjunto de la obra lo que cualquier otro instrumento, aunque con texto.

Tras tentadoras e insistentes ofertas para grabar el Orchestral Tubular Bells (y el Orchestral Hergest Ridge) por fin se ha desquitado con una obra concebida para orquesta directamente.

Pero hay un "pero" que no se le puede perdonar, y es que el tema central de la obra, que se repite desde el principio hasta el final, es sospechosamente parecido al hipnótico principio de Tubular Bells (en todas sus partes) y claro, ya huele un poco (salvo que haya pretendido hacerse un guiño a sí mismo).

Por lo demás... una obra adulta que se acerca más al Oldfield que nos gusta a muchos que los trabajos de los últimos... 10 años o más (todo va en gustos).

Parte 2: Repaso pormenorizado de la discografía

Mi colega Altovolta (http://altovoltamonamour.blogspot.com/) ha incluído también un comentario al respecto con fecha de hoy donde ha valorado sus preferidos entre los discos "Miguelet" (y sus menos preferidos también).

Por supuesto, los 70 ante todo, qué duda cabe. Y Ommadawn sobre todos ellos, por ser lo opuesto al no menos genial Tubular Bells y desarrollar un tema mientras que el Opus 1 era una unión de múltiples temas cortos diferentes.

Incantatios es un curioso ejercicio de combinación de instrumentos orquestales y pupulares, de forma que repite melodías arregladas para uno u otro tipo de instrumentación. Me quedo con la Parte 3 sin dudarlo.

Sigue la etapa de Platinum, QE2 y Five Miles Out donde va introduciendo canciones (cantadas, se entiende) con estructura de tema más popular, instrumentales y siempre uno largo. Una interesante etapa de transición.

A continuación en Crises, Discovery Islands y Heavens Open (con escepciones intermedias) llena una cara del disco con un largo instrumental y dedica la otra casi completamente acanciones, algunas de las cuales han pasado a la historia (To France, Moonlight Shadow... ya sabéis)

Las excepciones son la Banda Sonora de The Killing Fields, Earth Moving y Amarok.

Interesante la banda sonora con temas indispensables.

Prescindible Earth Moving (colección de cancioncitas pop que no llegaron a ningún sitio... había perdido "la magia")

Incomparable Amarok. Una pieza de 60 minutos dificil de digerir quizás, pero absolutamente sublime (quizás su último gran trabajo).

Tras cambiar de compañía reinventó las campanas tubulares en un experimento que no tuvo mala acogida, aunque siempre habrá puristas.

Con Voyager se desquitó con la música celta a la que llevaba rondando desde hacía años (aquella gaita de Paddy Maloney de Ommadawn ya apuntaba maneras).

Pero llegó "The songs os Distant Earth" y se nos torció definitivamente. Distorsiones nuevas en las guitarras, todo muy ambiental y nada de aquellas campanitas que tanto echábamos de menos.

Y no contento con ello se marcó unas terceras campanitas tubulares, dándole caña a la gallina de los huevos de oro que ya no daba ni para hacer caldo.

Guitars prometía una vuelta a lo que mejor dominaba Mike Oldfield, pero personalmente me decepcionó... esperaba otra cosa.

The Millenium Bell... qué clase de refrito fue aquello? Yo, personalmente ya había perdido todo el interés.

Y bueno, desde entonces... Tres Lunas sigue la estela de Songs of Distant Earth, y seguimos con el chill out en Light and Shade, que no es mal disco, pero no es Mike Oldfield.

Hay un Tubular Bells 2003 pero... si nadie ha hecho un refrán sobre las cuartas partes es que ni siquiera merece la pena pensar un refrán para ellas.

Curiosa la carrera de este muchacho.

Ahora nos queda disfrutar de esta entrega y preguntarnos: Con qué nos sorprenderá después?