martes, mayo 23, 2006

Pensando con la lengua

Hace tiempo ya que no escribo nada, y es que ni tengo ideas ni apenas tiempo, pero he pensado que a veces no está de más compartir lo que piensan los demás si es interesante o entretenido, y quiero dejaros un texto que me descubrió un personaje interesante que es Benito, compañero de trabajo y peculiar en muchos aspectos.

Ignoro el nombre del autor del texto (si alguien puede ilustrarme lo agradecería)

Que disfrutéis y paséis un ratón.

Señores: Un servidor,
Pedro Pérez Paticola,
cual la Academia Española
"Limpia, Fija y da Esplendor".
Pero yo lo hago mejor
y no por ganas de hablar,
pues les voy a demostrar
que es preciso meter mano
al idioma castellano,
donde hay mucho que arreglar.
¿Me quieren decir por qué,
en tamaño y en esencia,
hay esa gran diferencia
entre un buque y un buqué?
¿Por el acento? Pues yo,
por esa insignificancia,
no concibo la distancia
de presidio a presidió
o de tomas a Tomás,
ni de tajo al que tajó,
de un paleto a un paletó,
o de colas a Colás.
Mas dejemos el acento,
que convierte, como ves,
las ingles en un inglés,
y pasemos a otro cuento.
¿A ustedes no les asombra
que diciendo rico y rica,
majo y maja, chico y chica,
no digamos hombre y hombra?
Y la frase tan oída
del marido y la mujer,
¿por qué no tiene que ser
el marido y la marida?
Por eso, no encuentro mal
si alguno me dice "cuala",
como decimos Pascuala,
femenino de Pascual.
El sexo a hablar nos obliga
a cada cual como digo:
si es hombre, me voy contigo;
si es mujer, me voy contiga.
¿Puede darse, en general,
al pasar del masculino
a su nombre femenino
nada más irracional?
La hembra del cazo es caza,
la del velo es una vela,
la del suelo es una suela
y la del plazo, una plaza;
la del correo, correa;
del mus, musa; del can, cana;
del mes, mesa; del pan, pana
y del jaleo, jalea.
¿Por qué llamamos tortero
al que elabora una torta
y al sastre, que ternos corta,
no le llamamos ternero?
¿Por qué las Josefas son
por Pepitas conocidas,
como si fuesen salidas
de las tripas de un melón?
¿Por qué el de Cuenca no es cuenco,
bodoque el que va de boda,
y al que los árboles poda
no se le llama podenco?
¡Y no habrá quien no conciba
que llamarle firmamento
al cielo, es un esperpento!
¿Quién va a firmar allá arriba?
¿Es posible que persona
alguna acepte el criterio
de llamarle Monasterio
donde no hay ninguna mona?
¿Y no es tremenda gansada
en los teatros, que sea
denominada "platea"
donde no platea nada?
Si el que bebe es bebedor
y el sitio es el bebedero,
a lo que hoy es comedor
hay que llamar comedero.
Comedor será quien coma,
como bebedor quien bebe;
de esta manera se debe
modificar el idioma.
¿A vuestro oído no admira,
lo mismo que yo lo admiro,
que quien descerraja un tiro
dispara, pero no tira?
Este verbo y otros mil
en nuestro idioma son barro;
tira, el que tira de un carro,
no el que dispara un fusil.
De largo sacan largueza
en lugar de larguedad,
y de corto, cortedad
en vez de sacar corteza.
De igual manera me quejo
de ver que un libro es un tomo;
será tomo, si lo tomo,
y si no lo tomo, un dejo.
Si se le llama mirón
al que está mirando mucho,
cuando mucho ladre un chucho
se le llamará ladrón.
Porque la sílaba "on"
indica aumento, y extraño
que a un ramo de gran tamaño
no se le llame Ramón.
Y, por la misma razón,
si los que estáis escuchando
un gran rato estáis pasando,
estáis pasando un ratón.
Y sobra para quedar
convencido el más profano
que el idioma castellano
tiene mucho que arreglar.
Con que basta ya de historias
y, si al terminar me dais
dos palmadas, no temáis
por que os llame palmatorias.

sábado, mayo 06, 2006

Se abre la veda....

Creo que he dado con la forma de que quien quiera pueda comentar mis palabras sin necesidad de estar registrado en ningún sitio, así que nada... sed libres y que el rock and roll habite vuestras almas...

miércoles, mayo 03, 2006

Un blog, o dos blogs o tres blogos?

La Luna es un blog que se me escapó?

La Tierra es el blog donde vivo yo?

Qué es un blog?

Y tú me lo preguntas... clavando en mi pupila el puntero de tu ratón?

Qué es un blog?

...UN BLOG ERES TÚ!

Y parafraseando a Bécquer me ha salido una verdad como un templo... ya que un blog es un poco uno mismo. A veces más, a veces menos... a veces sólo una parte, pero quizás la parte que no se ve, la cara oculta de la luna... la luna es un blog que se me escapó (y vuelta a empezar).

El caso es que, y antes de desgastar el dichoso vocablo cuyo significado no tengo aún muy claro, antes de adentrarme en el misterioso mundo de los "blogs", tan de moda de un tiempo a esta parte y que quién sabe si se extinguirán y serán considerados saurios informáticos en breve o si pervivirán y en un futuro la literatura y la prensa se publiquen en este formato por el bien del papel y los bosques del mundo.

Hoy por hoy voy a hacer uso de este medio para dejar salir de mi quijotera algunas de las ideas que se me ocurren de cuando en cuando (la M-30 es larga y el camino de vuelta a casa da para pensar mucho... a la ida al curro el camino es el mismo pero se piensa menos, quizás sea porque se va más dormido: CAFÉ GRATIS YA!!!!!)

Pues bien, todo esto ilustra un pensamiento, un símil quizás, una prosopopeya de algún modo.

En tiempos quien más y quien menos... quizás más el público femenino, o así se ha hecho saber a lo largo y ancho de la historia (que, por qué no decirlo, la historia es tan larga como ancha, pero nadie se atreve a llamarla gorda!)

Pues bien... quizás muchas manos se alcen al preguntar quién no ha escrito alguna vez un diario.

Si, bueno, un DIARIO puede ser un concepto romántico, ligado, y sin ánimo de ofender ni caer en tópicos, a un género (el femenino) y a un rango de edad más o menos amplio.

Ahí tenemos a Anna Frank, a Bridget Jones (en este momento no se me ocurren más de renombre salvo los que puedan escribir exploradores o investigadores relatando las conclusiones de sus hallazgos... o no).

Muchos pueden incluso identificar el diario con ese librito forrado en tela de fantasía y cerrado con un pequeño candado cuya llave se esconde allá donde nadie pueda encontrarlo para que no sean profanados los más íntimos secretos de una persona.

Incluso el propio diario, aún cerrado con la llave, puede reposar en lo alto de un armario, debajo de un somier o el doble fondo del cajón de una mesilla (lo siento chicas, tendréis que buscar nuevos escondites).

El diario personal es, en definitiva, un documento íntimo y secreto donde uno (generalicemos para que nadie se considere discriminado por razones de sexo.... los que practiquen el sexo con más frecuencia también tienen derecho a escribir diarios en tanto en cuanto les quede una mano libre... aunque cabe el riesgo de que lo escrito no resulte comprensible según con qué mano se haya escrito...)

Prosigo: bla bla bla... DIARIO... bla bla bla ...un documento íntimo y secreto donde uno ...bla bla bla... plasma sus vivencias y pensamientos más profundos y personales.

Un BLOG, por otro lado, es perfectamente un lugar donde dejar por escrito experiencias, vivencias, pensamientos profundos, íntimos y personales, pero en internet, que, aunque por su aspecto físico atractivo a la vista puede asemejarse al forro en tela de fantasía de los diarios en la concepción romántica anteriormente mencionada y descrita........ distan muy mucho de ser algo privado e íntimo al estar al alcance de cualquier lector.

Casi se puede decir que, en la concepión socialista más absoluta, y si Marx lo hubiera conocido así lo habría afirmado: INTERNET es, más que el propio aire, el bien común por excelencia, aquello que pertenece al ser humano y al que todos pueden tener acceso (si tienen los medios, cosa que hoy en día no resulta tan dificil... es más fácil enseñar informática a un pueblo entero que darle de comer).

Lo cual, y reconduciendo el pensamiento hacia donde iba originalmente (lo mío es discurrir fuera del tiesto como iréis viendo), me lleva a la conclusión de que un BLOG y un DIARIO, aún partiendo de un inicio semejante, pueden terminar de formas completamente diferentes por culpa de lo que supone el concepto de privacidad.

Y creo que con esto termino porque ni sé qué he dicho o escrito.

Era sólo una duda que me asaltaba antes de darle a las falanges y las meninges, si consigo ponerlas en concordancia algún día.