Recién llegado de mi viaje express a Praga, una vez más se ha cumplido algo que vengo observando de un tiempo a esta parte.
¿Os habéis fijado alguna vez en que, vayas donde vayas o vengas de donde vengas... no hay aeropuerto del mundo en el que no te encuentres con una presencia religiosa del credo que sea?
Me di cuenta hace tiempo. Lo más habitual son curitas vestidos de negro de arriba a abajo con su alzacuellos.
La cosa mejora cuando se trata de monjas, que van complicando su atuendo según lo hagan sus complementos, pasando de la falda gris y el pañuelo al hábito marrón con su rosario colgando de la cintura...
En una ocasión, lo que pensé el colmo de estos encuetros místicos, me crucé en un aeropuerto (creo que el de Barajas) con un sacerdote de algun credo ortodoxo, con su luenga barba y su hábito negro acabado en bordados, que esperaba tranquilamente apoyado en una columna.
Judíos también he visto, algún musulmán... en fin, de todo (si hago memria o me fijo no dudo que algún hindú).
A primeros de Julio, acompañando a una amiga al aeropuerto, vimos un misionero (dícese del monje que se marcha a las misiones, mentes calenturientas) de marrón de arriba a abajo, sandalias incluídas, que se despedía de toda su familia, otra cosa importante, en ocasiones les van a despedir o recoger a los aeropuertos ingentes cantidades de personas, familiares, etc...
Pero hace escasos días, dirigiéndome al control de aduana de Barajas para volar con destino Praga, me encontré con un grupo de tipos de la Orden de la Cruz de Calatrava.... pero, lejos de la sencillez de otros hábitos, estos llevaban incluso cintas de colores colgando de su hombro izquierdo... También algunos de ellos llevaban instrumentos musicales en sus manos.
Pensé que se trataba de algún tipo de tuno.
Desde ahora, en vuestros desplazamientos aéreos, fijaros bien... seguro que os cruzáis con un hombre o mujer de Dios.
Algo hay en los aeropuertos que los atrae. Quizás la posibilidad de acceder al altísimo por vía directa.